Te montas en el tren o el autobús y vas de pie en él. De repente arranca y te desequilibras en sentido opuesto al avance del tren.
También habrás comprobado que este desequilibrio depende fuertemente de la posición de tus pies sobre el vagón, ya que será más o menos intenso. ¿Con cuál de los dos casos siguientes tendrás más posibilidades de no desequilibrarte?
Evidentemente, la experiencia te llevará a decir que en el caso de la derecha, pero ¿por qué ocurre esto?
Bien, para entender esto de una manera intuitiva necesitamos comprender el fenómeno del equilibrio. Existirá equilibrio en un cuerpo siempre que todas las fuerzas que actúan sobre él estén compensadas. Poniendo un ejemplo:
Cuando estamos parados y de pie en el tren, nuestro peso [que consideramos una fuerza hacia abajo aplicada en nuestro centro de gravedad (cdg)] tiende a empujarnos hacia abajo. El suelo del tren ejerce una fuerza en cada uno de nuestros pies (de valor la mitad de nuestro peso en cada pie) para compensar. Quedamos así equilibrados puesto que las fuerzas ejercidas en nosotros han sido compensadas.
Teniendo esto claro, debemos explicar el fenómeno conocido como "momento". Podemos definirlo de una forma sencilla como el giro que se produce por la acción de una o varias fuerzas. Vamos con el ejemplo:
Volvamos a nuestro tren.
Cuando el tren arranca, nuestros pies (en principio) quedan fijados al suelo por la fuerza de rozamiento (fuerza de fricción que existe entre dos superficies en contacto). Nuestros pies están fijos, si, pero nuestra cabeza no está "sujeta" por nada, con lo tenderá a estar en la posición que estaba antes de que el tren arrancase. Desde el punto de vista del análisis, como nuestra cabeza queda ligeramente más a la derecha que nuestros pies en el momento de arranque, podemos considerar que hay una fuerza que está actuando sobre ella tomando como referencia el vagón del tren.
Esta fuerza está a una distancia con respecto nuestros pies (brazo), y ¿qué provoca esto? Exacto, un momento en el sentido indicado en la figura.
Para estar en equilibrio necesitamos compensar ese giro. Veamos que papel juega el suelo del tren en todo esto.
El suelo del tren ejercerá una fuerza ascendente en uno de tus pies y una fuerza descendente en tu otro pie. ¿Qué consigue así? El mismo efecto que en el ejemplo del volante: un giro.
Este giro es producido en sentido contrario al que produce la fuerza en la cabeza. Si el momento ejercido por el suelo en tus pies se iguala con el momento producido por la fuerza en tu cabeza, quedarás equilibrado y no te tambalearás. Si por el contrario es menor, serás empujado hacia la derecha como vimos al principio.
¿Y de qué depende esto?
Pues como ya hemos dicho, el momento depende de la fuerza y del brazo (o distancia entre fuerzas).
¿Y dónde existe un mayor brazo?
En el caso de la derecha, puesto que al abrir más las piernas generamos un brazo mayor en las fuerzas ejercidas por el suelo.
Así, ya tienes una explicación científica de por qué ocurre, y te animo a experimentarlo la próxima vez que cojas uno de estos transportes, ya verás como notas la diferencia.
Nada más por mi parte.
¡Hasta la próxima entrada!
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